lunes, 13 de febrero de 2012

Suiza (2)

LA DAMA DEL LAGO


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En aquel tiempo, llamábase hadas a todas las mujeres que eran entendidas enencantamientos, que conocían las virtudes de las palabras, de las piedras y de las hierbas y gracias a esta ciencia, conservaban su juventud, belleza y riqueza a su antojo.


Todo esto comenzó en tiempos de Merlín, el sabio adivino que conocía el pasado, el presente y el porvenir, aquel que podía hacer volar las piedras y descubrir los grandes tesoros que se encuentran bajo tierra o en las profundidades marinas y que
mediante el poder de su magia levantaba, en cuestión de instantes, magníficos palacios o fortalezas inexpugnables.




La doncella vestida de blanco no era otra mas que la Dama del Lago a la que Merlín amaba apasionadamente y a quien había enseñado todos sus encantamientos. 
En una sola noche, edificó para ella un magnífico palacio de cristal, pero cuando Viviana le hizo ver que cualquiera podría observarla a través de las paredes transparentes, añadió un hechizo que sumergió el palacio encantado en el fondo de un lago.


El sabio hechicero le había revelado que, algún día lejano, ella se
encargaría personalmente de recuperar Excalibur, la espada de soberanía que había sido confiada a Arturo, y de guardarla en un lugar ignorado por todos con el fin de transmitirla, más tarde, a aquel que vendría a unificar el mundo.



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El hogar tradicional de la Dama se encuentra en un lago cercano el reino de los Templarios.
Por las noches, las colinas del reino de los Templarios aparecen encendidas con miles de lucecillas centelleantes. Quienes no tengan el valor suficiente para entrar, si pegan el oído al suelo tal vez se vean premiados con los ruidos de sus algazaras.
Estos castillos además de utilizarlos como viviendas guardan grandes tesoros.
Es evidente que no se pueden invadir o profanar impúnemente.
Y REZA LA LEYENDA QUE EL AIRE SUSURRABA LLAMANDO A LOS NOBLES CABALLEROS PARA QUE ACUDIERAN A AVALON
En el lago de este reino encontraréis mi hogar

Avalon.
Tierra donde todo es felicidad, paz y abundancia. No existe el envejecimiento, la enfermedad ni el trabajo por que todas las cosas crecen sin necesidad de labrar ni sembrar y en los árboles siempre hay frutas.
Mi isla está sumergida y solo sale a la superficie por la noche, pero
puede conseguirse que permanezca visible sólo si a ella se lleva fuego y acero.


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No obstante, sigue evadiéndose de quienes la buscan pese a estar señalada en los mapas primitivos.

                                                                                      YOVANA ROMERO SERRANO 6ºC.
                                                                    

Suiza (1)


LA LEYENDA DE SUIZA

Los suizos decían, que en otra época, el lago Zug,
situado en lo alto de una montañas, no lejos de Lucerna, había sido el reino de las ondinas, gobernado por un Rey Elfo desde un palacio de cristal ubicado en el fondo del lago.

De vez en cuando por la noche, las hijas del Rey se unían a los jóvenes de la ciudad.
Bajo la luz de las farolas, las doncellas de la aguas danzaban en la
fiesta de la cosecha y desaparecían al amanecer, dejando un rastro de gotas de agua que conducían hasta la orilla del lago.

Sin embargo la marcha no era siempre fácil.

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Una joven ondina se enamoró profundamente de un muchacho
del lugar, el cual, por su parte, quedócautivado por la doncella, cuya voz era tan suave como el murmullo de las olas del lago, y en cuyo pelo relucían como diamantes miles de gotitas de agua.

No obstante la ondina moriría si permanecía más tiempo en la tierra, así que como era diestra en encantamientos, formuló un hechizo que permitiría al joven vivir bajo el agua, sin necesidad de aire para respirar, pero no pudo eliminar la nostalgia por lo suyos.
Poco a poco, el joven se fue entristeciendo y debilitando entre los
salones de cristal en los que habitaba la ondina.
El espíritu, decían los suizos, usó todos sus poderes para aliviar el
sufrimiento de su amante.
Entre un ocaso y un amanecer, hechizó la ciudad, trasladándola a
las profundidades del lago.
Durante siglos, quienes miraban las aguas de Zug pudieron ver algo más que los reflejos de las nubes y las montañas.
Si el aire era lo bastante nítido y la luz clara, distinguían una ciudad entera bajo el agua.

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Y no era una ciudad sumergida: la gente andaba por las calles y los jardines.
Al caer la noche, las luces tintinaban en las casas y entonces, desde la orilla se podía escuchar el tañido de la campana de la iglesia emergiendo desde el fondo del lago, llamando a la ondina y a su amante a reunirse en el sosiego de su hogar.


El soldadito de plomo


Cuando la bailarina estaba en la repisa y se caía al fuego el soldadito pegó un salto y la apartó del fuego a pesar de que le faltaba una pierna.
La bailarina en agradecimiento le llevó a su amigo el payaso de la Caja de Sorpresas que era soldador para que le soldara una pierna. El listillo del payaso quería algo a cambio, pero no cualquier cosa.
La bailarina y le preguntó:
-¿Qué quieres a cambio?
-¡Que bailes una danza de mi tierra Rusa!
Entonces la bailarina le bailó un ballet ruso.
   

Entonces el payaso soldó una pierna al soldadito y entonces, el soldadito que ya tenía dos piernas, podía bailar con la bailarina , otra vez el ballet ruso.
                                 
                                 



 EL PAYASO SOLDADOR!!!

Mi habitación